Me quedo contigo.
Me quedo con toda la calidez y compañía que mostraron todas las bellísimas personas que acudieron el sábado en persona y la que nos llega de las personas que lo vieron online.
Quizás esta respuesta te parezca obvia o piensas que lo digo porque me toca decirlo.
En realidad, nada más lejos de la realidad.
Verás.
Tanto el equipo como yo queríamos que fuera un día especial.
(Y más aún teniendo en cuenta que ha sido nuestro primer evento presencial).
Queríamos sentir a todas las personas invitadas, crear dinámicas que resultasen útiles, tener un contenido que inspirase y sobre todo, que se disfrutara el máximo posible.
Pero había algo que para nosotros era un misterio.
Algo muy en línea de “lo que podemos controlar, de lo que no”.
Y era…
La manera de vivir este evento
Porque podríamos haber planteado este día de distintas formas.
Podríamos haber hecho dinámicas distintas, contenido distinto, ejercicios y meditaciones diferentes, pero había algo que “escapaba” a nuestro control.
Y era la manera en la que cada uno y cada una viviese este día.
Y debo decir que nos sorprendió.
Nos sorprendió el apoyo, cómo reaccionaron todas las personas al verse las unas a las otras y cómo, durante todo el día, se aprovechó al máximo todo cuanto vimos.
Eso nos hace pensar en una cosa.
El valor de esta comunidad es inmenso
Y me quedo con ello de todo lo que pasó el sábado.
Porque al final, somos las personas quienes podemos ayudar a otras a superarse y mejorar, gracias a nuestra capacidad de comprender, cuidar e inspirar a los demás.
Y estas personas me lo demostraron una vez más.
Por eso, desde la Escuela confirmamos nuestro nuevo objetivo.
Conseguir que el Club de la Transformación y los eventos que hagamos sean la referencia y el catalizador de aquellas personas que tienen el valor de crecer como seres humanos, cada día, para alcanzar una vida plena, feliz y con sentido.
Quiero más momentos únicos e historias dignas de ser compartidas.
Con el equipo de la Escuela Humanista.
Con los miembros del Club.
Contigo.